Luego de una detención de varios minutos, en que los comensales del tren degustaron todo tipo de exquisiteces de la zona, lentamente, la 620 comienza a rodar, bajo los grises y amenazantes cielos del sur, en el que los Queltehues, nos anunciaban la llegada del aguacero con su típico canto.
Peor el viaje debía continuar, y dicen que si no te mojas, no sabes lo que es estar en el sur del país.
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