La armonía preestablecida es una teoría, en la filosofía de Gottfried Leibniz, para explicar las interacciones entre las sustancias. Según esta teoría, todas las sustancias en el mundo (tanto los cuerpos como los espíritus) parecen interactuar casualmente las unas con las otras porque han sido creadas por Dios de forma que a cada cambio en una sustancia le correspondan cambios coherentes en las otras sustancias. El término que emplea Leibniz para estas sustancias es «mónadas» que él describe, en su obra Monadología, como «sin ventanas», puesto no existe interacción directa entre ellas.[1]"En relación con la idea de Dios como principio ordenador del universo, la noción de la armonía preestablecida remite a la concepción de que el orden del universo es armónico y se halla contenido en la figura de un creador justo, perfecto, bondadoso, que crea necesariamente el mejor de los mundos posibles." [2]
La primera aparición del término se encuentra en un texto escrito por Leibniz en francés, l'Éclaircissement du nouveau système de la communication des substances (la Aclaración del nuevo sistema de comunicación de las sustancias).[3] Se afirma allí que las relaciones causales no dependen de relaciones extrínsecas entre las cosas, sino que están contenidas en las cosas mismas, determinadas de una vez por todas por Dios, de modo que los "esfuerzos no están propiamente más que en la sustancia misma".[4]
La hipótesis de Leibniz, surgida en el debate sobre el dualismo cartesiano entre pensamiento y materia, o entre res cogitans y res extensa, pretendía superar esa dicotomía a través de una visión armónica que excluía cualquier relación causal de tipo mecánico entre las dos sustancias, o entre representación espiritual y acción corporal: las colocó en planos paralelos pero sincronizados, comparándolas con relojes sincronizados por Dios, "Mónada de mónadas" que las resume en su propia apercepción suprema.[5][6][7]
Para Leibniz, todo funciona en vista de un fin: incluso la materia aparentemente inanimada no actúa mecánica y pasivamente como afirmaban Descartes y Locke desde puntos de vista opuestos. En efecto, en ella vive una entelequia, o centro de fuerza, que tiende a evolucionar según sus propias leyes.[8] No existen causas accidentales que puedan interferir en su forma de ser, como la que superficialmente se atribuye a que una bola de billar choque contra otra bola.
La causa actúa sólo desde dentro, en el sentido de que cada mónada tiene inscrito en sí misma un destino que le es inherente, mientras que las relaciones fenoménicas entre las distintas mónadas no tienen sustancia, siendo sólo aparentes: el hecho de que la bola de billar se mueva justo cuando es golpeada por otra se debe únicamente al sincronismo con el que las dos mónadas fueron originalmente coordinadas por Dios, como dos relojes que marcan el mismo tiempo aunque no tengan conexión entre sí.[9]
Esta armonía también permite explicar la concordancia entre pensamiento y materia, entre percepciones y fenómenos, entre el conocimiento de las leyes de los cuerpos y su dinámica efectiva:[10]
Hay pues una perfecta armonía entre las percepciones de la mónada y los movimientos de los cuerpos, armonía preestablecida desde el principio entre el sistema de causas eficientes y el de causas finales; y es en él que consiste el acuerdo y la unión física del alma y el cuerpo, sin que el uno pueda cambiar las leyes del otro.G. W. Leibniz, Scritti filosofici, UTET, Torino, 1967, vol. I, pp. 274-275
Leibniz resuelve de esta manera el dualismo cartesiano yendo más allá de la tesis del ocasionalismo, de acuerdo a las cuales Dios intervino continuamente para afinar las representaciones de las diversas mónadas de vez en cuando, como un relojero que realineaba las manecillas de los diversos relojes en cada momento. Para Leibniz, en cambio, se trata de una armonía "preestablecida", en el sentido de que Dios las ha sincronizado desde el principio de una vez por todas.
Otras interpretaciones del concepto tienden a ver similitudes entre Descartes y Leibniz: "En la sexta de sus Meditaciones metafísicas, Descartes habla de una "disposición coordinada de las cosas creadas por Dios", poco después de haber identificado "la naturaleza en su aspecto general" con Dios mismo. Su concepción de la relación entre Dios y su naturaleza normativa actualizada en el mundo existente recordaba tanto la armonía preestablecida de Leibniz como el Deus sive Natura de Spinoza." [11]
Véase también
Referencias
- ↑ Leibniz, Monadologia, § 7.
- ↑ Gomez, Lilén (2022). «Definición de Armonía Preestablecida». Consultado el 21 de diciembre de 2022.
- ↑ «Prästabilierte Harmonie» (en alemán). Consultado el 21 de diciembre de 2022.
- ↑ «Éclaircissement du nouveau système de la communication des substances - Wikisource». fr.wikisource.org (en francés). Consultado el 21 de diciembre de 2022. «Es cierto que hay, a mi juicio, esfuerzos en todas las sustancias; pero estos esfuerzos están propiamente sólo en la sustancia misma; y lo que sigue en los demás es sólo en virtud de una armonía preestablecida (si se me permite usar esa palabra), y no por ninguna influencia real, o por una transmisión de cualquier clase o cualidad. Como he explicado qué son la acción y la pasión, también podemos inferir qué son el esfuerzo y la resistencia.»
- ↑ «Leibniz: la armonía preestablecida 2». Consultado el 21 de diciembre de 2022. «no queda sino mi Hipótesis, es decir, la vía de la armonía preestablecida por un artífice divino previsor que desde el principio ha formado cada una de estas sustancias de un modo tan perfecto y las ha regulado con tal precisión que, siguiendo solamente sus propias leyes recibidas con su ser, se halla, sin embargo, concertada con la otra: como si hubiera entre ellas una influencia mutua o como si Dios interviniera continuamente más allá de su concurso general.»
- ↑ «Armonia prestabilita» [Armonía preestablecida]. Treccani (en italiano). Consultado el 21 de diciembre de 2022.
- ↑ «Prästabilierte Harmonie» (en alemán). Metzler Lexikon Philosophie. Consultado el 21 de diciembre de 2022.
- ↑ «Armonía preestablecida». Encyclopaedia Herder. Consultado el 21 de diciembre de 2022.
- ↑ Ubaldo Nicola, Antologia di filosofia. Atlante illustrato del pensiero, Demetra, 2002, pagg. 258 e segg.
- ↑ Giuseppe Carlotti (1929). «Armonia prestabilita». Enciclopedia Italiana.
- ↑ Cuttingham, John (1 de junio de 2013). «II—John Cottingham: Descartes and Darwin: Reflections on the Sixth Meditation» (pdf). Aristotelian Society Supplementary Volume (Oxford University Press) 87 (1): 268. ISSN 0309-7013. OCLC 5884450451. doi:10.1111/j.1467-8349.2013.00229.x. Consultado el 30 de abril de 2021.
Bibliografía
- Hugo Sommer, De doctrina, quam de harmonia praestabilita Leibniz proposuit, Gottinga, 1866
- Rudolf Eisler, Kritische Untersuchung des Begriffes der Weltharmonie und seiner Anwendungen bei Leibniz, S. Calvary, Berlino, 1895
- Ignazio Vitale, L' armonia prestabilita in Leibniz, Padova, CEDAM, 1959
Enlaces externos
- Leibniz Monadología (en alemán)
- Leibniz: Los relojes sincronizados por Dios
- La filosofía de la mente de Leibniz en la Stanford Encyclopedia of Philosophy (en inglés)
- Leibniz sobre la armonía y la causalidad preestablecidas (en inglés)
- Prästabilierte Harmonie (en alemán)
- Julián Marías: Conferencia sobre Leibniz
- Esta obra contiene una traducción parcial derivada de «Armonia prestabilita» de Wikipedia en italiano, concretamente de esta versión del 10 de marzo de 2021, publicada por sus editores bajo la Licencia de documentación libre de GNU y la Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 4.0 Internacional.