Cantegriles o cantes es el nombre que reciben en Uruguay los asentamientos informales formados por un conjunto de viviendas muy precarias construidas muchas veces de lata o con cartones y desechos en terrenos privados ocupados o de propiedad del estado, así como también en las márgenes de ríos o arroyos. Son similares a las villas miseria argentinas, las favelas brasileñas, los tugurios costarricenses, las poblaciones callampas chilenas, las chabolas españolas o los pueblos jóvenes peruanos.
El término surge, probablemente, como una manera despectiva para referirse a estas viviendas precarias, comparándolas irónicamente con el lujoso barrio Cantegril de Punta del Este, o quizá más específicamente con el Cantegril Country Club, un club campestre de esa zona donde concurren las élites más adineradas de la región.[1]
Al principio, muchos de sus habitantes eran personas que provenían del campo y venían a vivir a la ciudad (generalmente a la capital, Montevideo) en busca de mejor suerte. Pero debido a las difíciles situaciones reinantes no podían abandonar el "asentamiento" (que es un eufemismo para referirse a estos barrios, generalmente utilizado en los medios de comunicación). Con el correr de los años y de las sucesivas crisis económicas, estos barrios han crecido y se han multiplicado no solo en la capital, sino también en otros centros urbanos y suburbanos del país.
Según el reprocesamiento de los datos del censo efectuado en el año 2007 por el Instituto Nacional de Estadística de Uruguay, aproximadamente el 3% de la población del interior (40.848 personas) y el 11% de la población de Montevideo (133.545 personas) vive en asentamientos irregulares, representando a nivel del país el 6% de la población total (174.393 personas).[2]
Véase también
Referencias
- ↑ «La cara dolorosa de Montevideo». EL PAIS. 28 de junio de 2013. Archivado desde el original el 1 de julio de 2013.
- ↑ INE - Censo Fase 1 2004: Población en asentamientos irregulares por sexo, según departamento.