Convento de San Andrés | ||
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Bien de interés cultural Patrimonio histórico de España | ||
Localización | ||
Localidad | Mérida, España | |
Datos generales | ||
Categoría | Monumento | |
Declaración | 1992 | |
Construcción | 1571 - 1636 | |
El Convento de San Andrés, también dominado Convento de Santo Domingo por su relación con la Orden de Predicadores, es un edificio religioso situado en la ciudad de Mérida. Está catalogado como Bien de Interés Cultural, con la categoría de Monumento.[1]
Historia
La construcción del antiguo Convento se inició en 1571 por la Comunidad Dominicana sobre las ruinas de un primitivo templo parroquial que pasó a ser ermita dedicada a San Andrés una vez anexionada la parroquia a la actual catedral de Mérida en la segunda mitad del siglo XV. Debido a la precariedad de medios, el conjunto conventual estuvo siempre en obras entre reconstrucciones y ampliaciones, no finalizándose hasta 1636.[2]
La iglesia del convento fue diseñada en 1606 por el maestro emeritense Hernando de Contreras. Se hallaba exento de construcciones en sus ángulos Norte y Oeste, quedando el resto unido a otras construcciones.
Una vez desamortizado, corrió la misma suerte que el resto de los edificios monásticos de la localidad: ser receptáculo de usos diversos, algunos tan opuestos al objetivo de la Comunidad que lo erigió como el de servir de cárcel durante la Guerra Civil.[3]
El complejo conventual
La fachada norte, que cierra el complejo conventual por la actual Plaza de Santo Domingo, quedaba constituida por un amplio lienzo de muro labrado en sillería y mampuestos. Dicho muro estaba formado en su ala derecha por el testero de la iglesia y en la izquierda, por el cierre de algunas dependencias y pabellones vivideros en el que se abrían escasos y parcos huecos. El elemento más importante del muro resultaba la portada, constituida por dos pares de columnas de enfatizados tambores almohadillados de inspiración manierista, rematada por un fuerte dintel adovelado sobre el que se dispone un entablamento de orden toscano en el que alternan metopas decoradas con sencillas rosetones y secuencia de trigliflos. El conjunto resulta severo y sencillo, rematándose con una hornacina de estilo diferente, con elemental factura de ladrillo y cal, en la que se sitúa una imagen de mármol, de algo menos de un metro de altura, de Santo Domingo. Por debajo de la misma hay un escudo con la Cruz de Santiago y la siguiente leyenda: «Defendere Fidei Ordo Veritatis».
La fachada oeste del Convento conformaba la fachada principal de la Iglesia, correspondiente al lado de la Epístola. Como elemento más significativo se abría la portada, muy sencilla pero bien dibujada, con jambeado moldurado en piedra y guardapolvo académico. En época posterior se añadió en este lado una construcción de dos plantas de mampostería y bóvedas de arista, junto a al cabecera de la iglesia, quedando todo este lado cerrado a la calle.
Una somera espadaña con dos huecos para campanas, se alza a los pies de la Iglesia.
El interior se organizaba alrededor de un pequeño claustro situado detrás del presbiterio. El claustro era modesto, con arcos de medio punto aparejados en ladrillo sobre machones, impostados, bóvedas de aristas en las pandas claustrales, una galería alta cerrada con simples balcones y una cubierta con avigado en colgadizo. Además, había algunos patios, un corral, huertas y otros espacios abiertos volcados preferentemente como zonas de servicio hacia la parte posterior. Las zonas vivideras quedaban constituidas por secuencias de celdas, estancias, naves, almacenes y otras dependencias cubiertas mediante sólidas bóvedas de cañón o aristas, o tabicadas según el modelo extremeño, así como numerosos sótanos, siendo apreciables diferentes secuencias constructivas.
La iglesia del convento, con planta cuadrangular de dimensiones 7,60 x 13,65 metros, cubierta con bóveda de cañón en la nave, bóveda de cañón con lunetos en el presbiterio y el último tramo, donde se debió encontrar el coro. Los muros son de parejo de ladrillo y mampostería recubierta con mortero de cal, levantados en algunos tramos sobre basamento de sillares graníticos.
La cabecera resulta exenta, encontrándose las portadas principales del templo en los muros laterales; la del lado del Evangelio permitía el acceso a la Iglesia desde el interior del convento.
Restos arqueológicos
A partir de las excavaciones arqueológicas efectuadas en el solar del convento por parte del Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida, se han puesto al descubierto interesantes datos arqueológicos que no recogían las fuentes documentales. Gracias a este estudio, se ha podido analizar la evolución histórico-artística de esta zona intramuros de la ciudad antigua:[4]
- SIGLOS III-V. De la Mérida romana destaca un mosaico reformado más de 30 veces que decoraba el suelo de una casa dentro de la ciudad.
- SIGLOS VI-VII. De época visigoda se ha descubierto una de las iglesias más antiguas de la ciudad: la de San Andrés. Hasta ahora las únicas iglesias de las que se tenía constancia fehaciente en Mérida de este periodo eran la catedral y la Basílica de Santa Eulalia.
- SIGLOS IX-XI.Durante parte del periodo islámico el solar fue ocupado por un cementerio situado a las afueras de la ciudad.
- SIGLO XII. Una nueva muralla con su foso delimita la ciudad islámica. En ese momento el solar estaba intramuros.
- SIGLO XIII. Con la llegada de los cristianos se restaura la antigua iglesia visigoda, situando junto a ella un cementerio.
- SIGLO XVII. Se comienza a construir la iglesia del monasterio de Santo Domingo. Un siglo después estará en ruinas.
- SIGLO XVIII. Se proyecta una nueva y ambiciosa iglesia para la orden de los dominicos con bóvedas altas, puertas decoradas, etc. Como la anterior, nunca se concluye.
- SIGLO XIX. A comienzos de siglo se reduce el tamaño de la iglesia del monasterio, que será habitado por una pequeña congregación de monjes.
- SIGLO XX. Durante la Guerra Civil y hasta 1947 se instaló en este solar una cárcel para prisioneros republicanos. Por sus condiciones de hacinamiento y abandono de los presos (muchos morían por enfermedades) es considerado, hasta octubre de 1939, como parte de un campo de concentración de la red de represión franquista de guerra y posguerra.[5][6] Empezó a cumplir esta función de internamiento en la inmediata posguerra ante la incapacidad de la plaza de toros de albergar más detenidos.[7]
En la actualidad
Tras la Guerra Civil, el conjunto no pudo ser recuperado para restaurarlo y, de él, hoy se conserva tan sólo parte de su iglesia, su espadaña barroca coronada perennemente por nidos de cigüeñas blancas y el muro de cierre de la fachada principal del convento. En ese muro se mantiene una portada renacentista en granito, con dos pares de columnas de orden toscano sobre plintos, luciendo tambores almohadillados y un dintel adovelado. Sobre ellos se desarrolla un entablamento muy clásico, con metopas decoradas con rosetones alternando con triglifos. Sobre él se encastra en la pared el emblema de los Dominicos y, dentro de una hornacina, una burda escultura en mármol de Santo Domingo de Guzmán con el hábito de la Orden Predicadora (fruto, quizá, de la reutilización de una pieza romana).[3]
Referencias
- ↑ «BOE.es - Documento BOE-A-1998-1107». www.boe.es. Consultado el 12 de marzo de 2017.
- ↑ BARROSO, MORGADO., YOLANDA, FRANCISCO. Mérida (en español.). Consorcio de la ciudad monumental de Mérida. p. 191 y 192.
- ↑ a b Excmo. Ayuntamiento de Mérida, ed. (2017). «Peregrinando a Mérida». Mérida. Consultado el 27 de diciembre de 2022.
- ↑ «Veinte siglos de historia en San Andrés.». Foro. Boletín informatico Consorcio Ciudad Monumental de Mérida.
- ↑ Carlos Hernández de Miguel. «Campo de concentración de Mérida».
- ↑ «Homenaje a los prisioneros del convento de San Andrés». elperiodicoextremadura.com.
- ↑ González Cortés, José Ramón (2006). «Origen y desarrollo de los campos de concentración franquistas en Extremadura». Revista de estudios extremeños 62 (1): 284-285. ISSN 0210-2854.