Extremo Occidente o Finisterre es denominado en el mito antiguo sobre la geometría de la Tierra, que suponía que la península ibérica era el fin de la tierra firme, y que viajando hacia el Occidente los barcos llegarían a un borde y caerían al vacío. Esta creencia fue desmitificada por Cristóbal Colón al viajar hacia Occidente, en 1492, logrando llegar a América.
Así, además, se denominó Finisterre, a una serie de mitos relacionados con el fin del mundo y la aparición de uno nuevo, libre de pecado.
Este concepto produjo que diversos elementos geográficos recibiesen esa denominación:
- Extremo Occidente: los actuales países de España y Portugal eran, desde la Edad Antigua hasta la Edad Media, considerados el Extremo Occidente, en contraposición al Extremo Oriente (Asia).
- Extremo Occidente: nombre asignado ocasionalmente a las regiones de Portugal.[1]
- Extremo Occidente: nombre que ha sido utilizado en diferentes épocas para designar a Latinoamérica.[2]
La estrategia fue colocarnos en una determinada posición desde la que pudiéramos mirar hacia los dos extremos de las racionalidades alternativas. Nuestra topología fue de la América Latina como Extremo Occidente: allí en donde todavía es Occidente, pero también el lugar en donde Occidente termina y empieza otra cosa. Nuestra táctica fue lanzar sobre esa fortaleza del capital y su razón un asedio desde muchos puntos: filosóficos, sociológicos, políticos y sobre todo desde la vinculación efectiva con los movimientos populares para adherirse a las formas de resistencia contra la globalización.Carlos Rojas Reyes
Nómadas en Extremo Occidente.
El proyecto Pensamiento Nómada en la Universidad de Cuenca
Referencias
Enlaces externos
- http://books.google.cl/books/about/Am%C3%A9rica_latina.html?id=s3WvBqeXIywC&redir_esc=y
- http://elpais.com/diario/2008/09/13/catalunya/1221268042_850215.html Castillón y el Extremo Occidente, El País, 13 de septiembre de 2008, consultado el 4 de marzo de 2012
- http://www.lavanguardia.com/politica/20090614/53722651007/extremo-occidente.html, La Vanguardia, 5 de marzo de 2012, consultado el 4 de marzo de 2012