Isabel de Bohemia y del Palatinado | ||
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Información personal | ||
Nacimiento |
26 de diciembre de 1618 Heidelberg (Electorado del Palatinado, Sacro Imperio Romano Germánico) | |
Fallecimiento |
11 de febrero de 1680 Herford Abbey (Circunscripción de Baja Renania-Westfalia, Sacro Imperio Romano Germánico) | |
Sepultura | Herforder Münster | |
Religión | Calvinismo | |
Familia | ||
Familia | Casa de Wittelsbach | |
Padres |
Federico V Isabel Estuardo | |
Información profesional | ||
Ocupación | Filósofa y escritora | |
Área | Filosofía | |
Cargos ocupados | Abad | |
Isabel de Bohemia y del Palatinado, también citada en las fuentes como Isabel de Herford o Isabel de Hervorden (Heidelberg, 26 de diciembre de 1618-Herford, 11 de febrero de 1680), fue una aristócrata alemana (princesa palatina), notable filósofa y religiosa calvinista (abadesa de Herford). Se relacionó con importantes intelectuales de su época: Descartes, Cocceius, Labadie, Penn y Leibniz.
Biografía
Formación. Berlín. Leiden. La Haya
Era la hija mayor de Federico V del Palatinado y de Isabel Estuardo, que fueron por breve tiempo reyes de Bohemia (1619-1620).
Tras la deposición de su padre (uno de los líderes del bando protestante en la guerra de los Treinta Años) como elector palatino (1623), pasó su infancia en Berlín con su abuela Luisa Juliana de Orange-Nassau, hija de Guillermo I de Orange-Nassau; que la introdujo en el pietismo. Con nueve o diez años fue enviada con sus hermanos y hermanas a Leiden, en los Países Bajos, donde estudió lenguas y literaturas antiguas y modernas, ganándose el mote de "la griega" por su dominio de ellas. Mostró un especial interés por la filosofía. Tras sus estudios, se reunió con sus padres en La Haya, donde habían establecido su corte en el exilio. Se planeó su matrimonio con el rey de Polonia Vladislao IV Vasa, pero ella rehusó casarse con un católico.
Relación con Descartes
Desde 1639 mantuvo correspondencia con Anna Maria van Schurman, una erudita que se había ganado el mote de "la Minerva holandesa". Poco después entró en contacto con Descartes, al que pidió que le diera clases de filosofía y moral. El filósofo le dedicó en 1644 Les Principes de la philosophie ("Los principios de la filosofía"),[1] con un elogio que muestra la universalidad de los intereses intelectuales de Isabel:
Dispongo, además, de otra prueba particular, pues ninguna otra persona conocida por mí ha comprendido en general y tan adecuadamente cuanto hay en mis escritos; es más, algunas de las cuestiones tratadas son consideradas como muy oscuras por los espíritus más capacitados y más doctos. Además, me percato que casi todos lo que comprenden las cuestiones propias de la metafísica, y al contrario, quienes cultivan con facilidad éstas, no siguen con facilidad las propias de las matemáticas. Así pues, puedo decir que no he conocido a otra persona que siguiera con igual facilidad las unas y las otras y, por tal tazón estoy asistido de razón para estimar incomparable vuestra capacidad.[2]
Su relación intelectual y personal fue muy estimulante para ambos, y es objeto de interpretación, tanto por la diferencia de rango social como por su condición de hombre y mujer, que ha hecho que algunos autores hayan visto en ella algún tipo de enamoramiento más allá de la simple amistad y admiración mutua.[3]
Durante años Descartes e Isabel de Bohemia mantuvieron uno de los intercambios epistolares más fructíferos de la historia de la ciencia y la filosofía (Correspondance avec Élisabeth -"Correspondencia con Isabel"-). En esa correspondencia Isabel planteó a Descartes la cuestión del dualismo en cuanto a la relación entre alma y cuerpo,[4] que consideraba como dos entidades distintas, y a la que el filósofo no pudo dar respuesta satisfactoria.[5]
¿Cómo el alma humana (ya que no es más que una sustancia pensante) puede llevar a los espíritus del cuerpo a producir acciones voluntarias? Ya que parece que toda determinación de movimiento proviene de un impulso de la cosa movida, acorde con la manera en que es empujada por aquello que la mueve; y si no, depende de la calidad y figura de la superficie del segundo. Se requiere contacto para que se den las primeras dos condiciones y la extensión para el tercero. Usted excluye por completo la extensión de la noción del alma, y el contacto, por lo tanto, me parece incompatible con una cosa inmaterial.Isabel a Descartes, 16 de mayo de 1643.[2]
Puedo decir con toda honestidad que la pregunta que Su Alteza propone puede ser formulada, con toda justeza, con base en los escritos que he publicado debido a que existen dos cosas en el alma humana de las que depende todo el conocimiento que podemos tener de su naturaleza: la primera, que piensa, y la segunda, que estando unida al cuerpo, actúa y sufre con él. He dicho muy poco refiriéndome a esta última cuestión y he estudiado sólo lo suficiente para entender adecuadamente la primera [en virtud de] que mi objetivo principal era comprobar la diferencia que existe entre cuerpo y alma, por lo que la primera cuestión, por sí misma, era suficiente, mientras que la otra habría sido un obstáculo. Sin embargo, como Su Alteza es tan aguda que uno no puede ocultar cosa alguna de ella, intentaré explicar la forma en la cual concibo la unión entre alma y cuerpo y cómo el alma tiene la fuerza para mover el cuerpo.Descartes a Isabel, 21 de mayo de 1643.[2]
El contacto se mantuvo incluso tras la partida de Descartes a Estocolmo, donde residió el último año de su vida por invitación de la reina Cristina de Suecia (1649-1650). Se ha interpretado que el último libro publicado por Descartes, Les Passions de l'âme ("Tratado de las pasiones", 1649),[6] fue el resultado de su esfuerzo científico y filosófico por sistematizar una respuesta plausible a las cuestiones planteadas por Isabel, a través de la interacción entre la res cogitans y la res extensa.[7]
Heidelberg. Brandeburgo. Kassel. Krosno. Relación con Cocceius
Por esa época Isabel volvió a su corte natal de Heidelberg, donde se reencontró con su hermano Carlos Luis I del Palatinado, a quien el Tratado de Westfalia había devuelto el trono de su padre. El prestigio intelectual que le había dado su relación con Descartes hizo que se la requiriera para enseñar filosofía cartesiana en esa prestigiosa Universidad.[8] Los problemas conyugales de su hermano provocaron su salida de Heidelberg.
Pasó un tiempo en la corte de su primo, el príncipe elector Federico Guillermo I de Brandeburgo, y luego en Kassel con su prima Hedwig Sophie. Tras visitar a una de sus tías en Krosno, Isabel conoció a Johannes Cocceius, con el que en los años siguientes mantuvo correspondencia. Cocceius le dedicará su comentario al Cantar de los Cantares, y le recomendó el estudio de la Biblia.
Abadesa de Herford. Relación con Labadie, Penn y Leibniz
En 1667 Isabel se establece en el monasterio imperial o abadía de Herford o Hervorden (Reichsabtei Herford), que regirá como una especie de abadesa protestante, bajo principios pietistas.
El cargo de abadesa conllevaba desde la Edad Media la dignidad de príncipe imperial, y desde 1533 era ejercido por nobles protestantes: luteranas entre 1533 y 1649 y calvinistas desde entonces (que no obstante, no alteraron la confesionalidad luterana de su jurisdicción).[9] Sucedía en el cargo de abadesa a su hermana menor, que nueve años antes había dejado Herford y se había trasladado a Francia.[10]
Como abadesa se distinguió por el rigor en el cumplimiento de sus deberes, su modestia y su filantropía, que ejercía especialmente protegiendo a los disidentes religiosos perseguidos que llegaron allí procedentes de toda Europa. En 1670 acogió a Jean de Labadie y su comunidad de labadianos, también de tendencia pietista. La relación entre ambos fue problemática, y en 1672 Labadie dejó Herford, dejando entristecida a Isabel, que mantuvo a un pequeño grupo de labadianos bajo su protección.
En 1677 la protección de Isabel benefició a los cuáqueros de William Penn y Robert Barclay, que pasaron tres días en el monasterio, dejando una fuerte impresión en la princesa. Su amistad con Penn duró hasta su muerte, y éste la recordará en la segunda edición de No Cross, No Crown ("Sin cruz, no hay corona", 1682), con una loa a su piedad y virtudes.
También Gottfried Leibniz acudió a Herford, en 1678.
Ancestros
Referencias
- ↑ Samuel S. de Tracy, Descartes, Seuil,1996. Fuente citada en fr:Les Principes de la philosophie
- ↑ a b c María Angélica Salmerón, Isabel de Bohemia: luces y sombras de la ciencia cartesiana
- ↑ "In a book about their relationship, Leon Petit claims that Descartes and Elisabeth were in love with one another [Leon Petit, Descartes et la Princesse Elisabeth: roman d'amour vecu (Paris, 1969)]. Genevieve Rodis-Lewis is inclined to agree, though in her opinion it was not a sexual passion." [A.C.Grayling, Descartes, The Life of René Descartes and Its Place in His Times (London, 2005)]
- ↑ * Robert Young, The mind-body problem
- Henrik Lagerlund. (2007-09-30), Forming the Mind: Essays on the Internal Senses and the Mind/Body Problem from Avicenna to the Medical Enlightenment, Springer Science+Business Media, ISBN 9781402060830
- Kim, J. (1995). Honderich, Ted. ed. Problems in the Philosophy of Mind. Oxford Companion to Philosophy. Oxford: Oxford University Press.
- Bryan S. Turner. Body and Society: Exploration in social theory 1996
- ↑ Ariel Suhamy, Analyse et présentation de l'œuvre Archivado el 27 de septiembre de 2018 en Wayback Machine.; fuente citada en fr:Correspondance avec Élisabeth.
- ↑ Pierre Guenancia, Passions et liberté chez Descartes Archivado el 29 de febrero de 2012 en Wayback Machine., fuente citada en Les Passions de l'âme.
- ↑ Giulio de Martino, Las filósofas: las mujeres protagonistas en la historia del pensamiento, Universitat de València, 1996, ISBN 8437614406, pg. 167.
- ↑ Margaret Alic, El legado de Hipatia: historia de las mujeres en la ciencia, Siglo XXI, 1991, ISBN 9682316820, pg. 22.
- ↑ * R. Pape: Über die Anfänge Herfords. Dissertation, 1955
- A. Cohausz: Ein Jahrtausend geistliches Damenstift Herford. In: Herforder Jahrbuch I. 1960
- Herforder Geschichtsquellen. 1968
- R. Pape: Waltger und die Gründung Herfords. 1988
- R. Pape: Herford zur Kaiserzeit. 1989
- R. Pape: Sancta Herfordia. Geschichte Herfords von den Anfängen bis zur Gegenwart. 1989
- T. Helmert-Corvey (Hg.): 1200 Jahre Herford. 1989
- H. Bei der Wieden: Die Äbtissinnen der Reichsabtei Herford in der Neuzeit. In: Historisches Jahrbuch für den Kreis Herford 2000. 1999
- H. Bei der Wieden: Die Herkunft der Äbtissinnen der Reichsabtei Herford vom Ende des 13. bis zur Mitte des 17. Jahrhunderts. In: Historisches Jahrbuch für den Kreis Herford 2002/2003. 2002
- ↑ http://freepages.history.rootsweb.ancestry.com/~dav4is/people/WTTL100.htm
Enlaces externos
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