En la mitología griega, las doncellas hiperbóreas (en griego: Ὑπερβορέων παρθένων, Hyperboréōn parthénōn) son tres muchachas[1][2] o náyades[3] cuyos nombres parlantes hacen alusión al tiro con arco y la caza. Se llamaban Hecaerge o Hecaerga (Ἑκαέργη, de ἑκαεργος, ‘apartar o alejar del enemigo’), Loxo (Λοξώ, de λόχος, ‘al acecho’) y Upis u Opis (Οὐπις, de ὄψις, ’mirada’). Todos estos nombres son, en realidad, epítetos de Artemisa.[4] Estas muchachas fueron las primeras en ofrecer sacrificios a Apolo y Artemisa en la isla de Delos, adonde habían llevado objetos sagrados. A ellas se les encargó la educación de los dos niños divinos. Cuando Artemisa creció decidió asaetear a Orión porque se había atrevido a violar a Opis.[1]
«Las primeras en llevarte [a Artemisa] las primicias desde el país de los rubios Arimaspos fueron Upis, Loxo y la feliz Hecaerge, hijas de Bóreas, y también unos varones, lo más granado de la juventud Hiperbórea. Ninguno de ellos regresó a su casa, pero fueron dichosos y consiguieron gloria y renombre».[5]
Pausanias dice que las hijas de los delios se cortaban los cabellos en honor Hercaerge y Opis.[6] Olén el licio fue el primero que compuso un himno a Aqueya (esto es, Deméter) y dijo que Aqueya había llegado a Delos desde los Hiperbóreos. Después, Melanopo de Cime compuso un canto a Opis y a Hecaerge, diciendo que estas llegaron todavía antes que Aqueya desde los hiperbóreos a Delos.[7] Los habitantes de Yúlide, una de las cuatro ciudades de Ceos, veneran a una Afrodita Hecaerga.[8]
Según Heródoto, los propios delios cuentan también que, pasando por varios pueblos, a Delos habían llegado otras doncellas hiperbóreas, llamadas Arge y Opis, y antes de ellas Hipéroca y Laódice. Estas últimas, en efecto, llegaron para satisfacer a Ilitía el tributo que los hiperbóreos se habían impuesto por la rapidez del parto, en tanto que, según dicen, Arge y Opis llegaron en compañía de las mismísimas diosas; y, por parte de los delios, se les rinden otros honores. En efecto, las mujeres organizan en su honor colectas, mientras invocan sus nombres. Los isleños y los jonios han aprendido de los delios a celebrar con himnos a Opis y Arge, invocando sus nombres y realizando colectas. Asimismo, cuando sobre el altar se queman los muslos de las víctimas, la ceniza resultante se emplea en derramarla sobre el sepulcro de Opis y Arge.[2]
Véase también
Referencias
- ↑ a b Apolodoro: Biblioteca mitológica I 4, 5
- ↑ a b Heródoto: Historias IV, 35
- ↑ Nono de Panópolis: Dionisíacas V, 489. Nono es el único en referirse a ellas como ninfas náyades. En el resto de fuentes se trata simplemente de doncellas del pueblo de los hiperbóreos.
- ↑ Antonino Liberal: Metamorfosis XIII (Aspálide)
- ↑ Calímaco: Himno IV (a Delos), 292
- ↑ Pausanias: Descripción de Grecia I 18, 5
- ↑ Pausanias V 8, 1
- ↑ Antonino Liberal: Metamorfosis I (Ctesila)