En biología y particularmente en genética, se denomina parental al progenitor o a los progenitores de una progenie, esto es, al individuo o a los individuos cuya reproducción, ya sea sexual o asexual, provoca la transmisión de una herencia genética.[1]
En biología también llamamos relaciones intraespecificas a las relaciones bióticas que se establecen entre organismos de la misma especie y esto de divide en un grado familiar o por grado parentesco en:
- Parental: que está formado por los dos progenitores y la prole, como ocurre con la paloma.
- Matriarcal: que es cuando el macho abandona el cuidado de la prole y se lo deja a la hembra, como sucede en el caso de los escorpiones, roedores y otros mamíferos.
- Filial: los padres abandonan a la prole, como ocurre en muchas especies de peces.
Las asociaciones familiares también pueden ser:
- Monógamas, que es cuando la forma un macho y hembra. Un ejemplo puede ser el cisne (Cygnus olor).
- Polígamas, una hembra y varios machos (poliandria). Un ejemplo de poliandria son los insectos sociales como la abeja (Apis mellifera). O un macho y varias hembras (poliginia). Un ejemplo de poliginia puede ser el gallo y las gallinas, Gallus gallus, o los ciervos (Cervidae). En algunas sociedades humanas está extendida tanto la práctica de la poliandria como de la poliginia.
En el caso de humanos, los parentales son el padre y la madre. En el caso de los seres vivos que se reproducen asexualmente, por ejemplo por fisión binaria, la célula madre, tras su división, origina dos células hijas, esto es, se duplica, pero sin que exista muerte para ella.
En el caso de las especies que poseen gametos anisógamos, lo cual casi siempre está relacionado con la presencia de un óvulo, fruto de la madre y grande, y un espermatozoide, procedente del padre y pequeño, el mayor aporte nutritivo al futuro vástago lo proporciona la madre. Además, en cuanto a contenido en DNA, la madre aporta más información genética, pues existe material genético ajeno al núcleo (el cual sí que es transmitido de forma equitativa por los dos parentales), concretamente el de mitocondrias y, en plantas, también el de plastos, que se transmiten exclusivamente mediante herencia materna.
El término parental se usa para establecer un adecuado control sobre el uso que los hijos menores ejercen en algunos equipos de comunicación, internet, y otras actividades de comunicación y otros equipos electrónicos, que necesitan supervisión de los padres, control parental que determina lo que algunos pueden ver el televisión, y/o hacer en una red de comunicación.[1]
Responsabilidad parental
Según el filósofo Hans Jonas, la responsabilidad parental abarca todos los aspectos de la vida de los niños, desde la simple existencia hasta los intereses más elevados. La responsabilidad se expresa primeramente desde el punto de vista corporal, de estar presente en todo momento en la salud y en la enfermedad; luego se añade cada vez más todo lo que entra dentro de la noción de “educación”, en todos los sentidos: habilidades, relaciones, comportamientos, carácter, conocimientos cuya formación debe ser vigilada y fomentada y, si es posible, la felicidad [2][3]. Protege a su hijo de todos los peligros y gestiona diversas obligaciones como (trabajar, limpiar, cocinar, etc.).
Conocimientos, actitudes y prácticas de crianza
Los resultados de los estudios de niños y su desarrollo proporcionan el contexto para considerar la gama de conocimientos, actitudes y prácticas de crianza e identificar aquellos que la investigación apoya como básicos. El término «conocimientos» se refiere en este entorno a los hechos, la información y las habilidades adquiridos a través de la experiencia o la educación y la comprensión de un tema o fenómeno. «Actitudes» se refiere a puntos de vista, perspectivas, reacciones o formas de pensar establecidas sobre aspectos de la crianza o el desarrollo infantil, incluidas las funciones y responsabilidades de los padres. Las actitudes pueden estar relacionadas con creencias culturales basadas en la experiencia común. Y las «prácticas» se refieren a los comportamientos o enfoques de crianza que pueden influir en el desarrollo del niño. En términos generales, los conocimientos están relacionados con la cognición, las actitudes con la motivación y las prácticas con las formas de compromiso o comportamiento, pero los tres pueden emanar de una fuente común.[4]
Estos tres componentes son recíprocos y están entrelazados teórica, empírica y bidireccionalmente, informándose mutuamente. Por ejemplo, las prácticas están relacionadas con los conocimientos y las actitudes, y a menudo implican la aplicación de conocimientos. Según la teoría de la modificación del comportamiento [5][6], la actitud de una persona suele determinar si utilizará el conocimiento y lo transformará en práctica. En resumen, si uno no cree en el conocimiento o no lo valora, es menos probable que actúe en consecuencia. Lo que los padres aprenden a través de la práctica de la crianza también puede ser una fuente de conocimiento y puede moldear las actitudes de los padres. Las actitudes de los padres también se ven influidas por la autoeficacia parental, que se ha definido en términos generales como el nivel de autoconfianza de los padres sobre su capacidad para desempeñar con éxito la función parental [7].
Los conocimientos, las actitudes y las prácticas de crianza no sólo dependen unos de otros, sino también de una serie de factores contextuales, como las características de los niños (por ejemplo, el sexo, el temperamento); las propias experiencias de los padres (por ejemplo, las de su infancia) y las circunstancias; las expectativas aprendidas de otras personas, como la familia, los amigos y otras redes sociales; y los sistemas culturales[8]. De especial relevancia para este estudio, los factores contextuales que influyen en los conocimientos, actitudes y prácticas de los padres también incluyen los apoyos disponibles dentro de la comunidad en general y proporcionados por las instituciones, así como por las políticas que afectan a la naturaleza y disponibilidad de los servicios de apoyo.
Referencias
- ↑ a b Dr. Becky Kennedy. Good Inside: A Guide to Becoming the Parent You Want to Be (2022) 336 pag. ISBN: 0063159481, ISBN: 978-0063159488
- ↑ Hans Jonas, Le Principe responsabilité, p. 200
- ↑ Hunter Clarke-Fields MSAE (Author), Carla Naumburg PhD. Raising Good Humans: A Mindful Guide to Breaking the Cycle of Reactive Parenting and Raising Kind, Confident Kids (2019) 184 pag. ISBN: 1684033888, ISBN 978-1684033881
- ↑ Iruka IU, Durden T, Kennel P. Changing faces: Parenting, culture, and child learning and development. ZERO TO THREE Journal. 2015;35(4):10.
- ↑ Ajzen I, Fishbein M. Understanding Attitudes and Predicting Social Behavior. Englewood Cliffs, NJ: Prentice-Hall; 1980.
- ↑ Fishbein M, Triandis HC, Kanfer FH, Becker M, Middlestadt SE. Factors influencing behavior and behavior change. Evaluation & the Health Professions. 2001;24(4):363–384. [PubMed]
- ↑ Jones TL, Prinz RJ. Potential roles of parental self-efficacy in parent and child adjustment: A review. Clinical Psychology Review. 2005;25(3):341–363.
- ↑ Landry SH, Smith KE, Swank PR, Guttentag C. A responsive parenting intervention: The optimal timing across early childhood for impacting maternal behaviors and child outcomes. Developmental Psychology. 2008;44(5):1335–1353.
Bibliografía
- Griffiths, J.F. A. et al. (2002). Genética. McGraw-Hill Interamericana. ISBN 84-486-0368-0.
- Jane B. Brooks (28 de septiembre de 2012). The Process of Parenting: Ninth Edition. McGraw-Hill Higher Education. ISBN 978-0-07-746918-4.
- Bernstein, Robert (20 de febrero de 2008). «Majority of Children Live With Two Biological Parents». Archivado desde el original el 20 de abril de 2008. Consultado el 26 de marzo de 2009.
- Johri, Ashish (2 de marzo de 2014). «6 Steps for Parents So Your Child is Successful». humanenrich.com. Consultado el 2 de marzo de 2014.
- JON., WITT (2017). SOC 2018. (5TH edición). [S.l.]: McGraw-Hill. ISBN 978-1-259-70272-3. OCLC 968304061.