La red de a pie es un tipo de red de pesca cuya invención tuvo por objeto pescar en las orillas del mar sin embarcación, usándola dos o más pescadores, a cuyo efecto se meten en el agua hasta el pecho para tirar de ella y rastrear o barrer las playas arenosas que lo permiten.
Consta por lo común de bandas y copo a imitación del boliche pero el total de su largo no excede regularmente de veinte a treinta brazas: el ancho de las bandas es de dos brazas y el copo, de la misma dimensión en sencillo. Con la diferencia de que la malla de aquellas es de a pulgada en cuadro y de media la del copo. Se observan, sin embargo, notables diferencias según los países y además en algunos, suele variar mucho el modo de pescar.
En Puerto Real, han usado de esta red a imitación de mangas de red a las orillas del mar sirviendo de cebo para la pesca de las parejas y el buey de mar, porque se valen de dos pequeños botes, en cuya popa aseguran los cabos de la red, con la que rastrean a la vela.
Este mismo arte en otros parajes es una especie de cinta de indeterminada dimensión; esto es, desde catorce hasta treinta brazas de largo y dos de ancho sin copo, con sus plomos del peso de media a una o dos onzas, aunque en esto no hay regla segura, ni en las distancias de uno a otro, como igualmente en los corchos. Pero la malla es como la de la lavada.
En Sanlúcar, se ha dado a la red de a pie el nombre de trasmallo, que allí consta de 30-35 brazas, sin entretela o paños dobles, sin copo y que se pesca con ella según el verdadero sentido de red de a pie para coger camarones en la embocadura del Guadalquivir, cebo que aquellos pescadores prefieren a todo otro para el palangre y la ballestilla, aunque en el verano usan de la jibia. En la Albufera de Murcia y en otras distintas partes de las Costas de Valencia, se ha usado la red de a pie en todos los tiempos.
Hay además otras redes de a pie llamadas Cintetas, que se calan desde tierra dando de tres a cuatro cuerdas según los parajes. Las dimensiones regulares de esta pequeña red se reducen a cuatro brazas de largo con setenta mallas de ancho o pared de nueve nudos al palmo y muchos suelen llamarla Peseta.
Uso de la red de a pie
De este penoso modo de pescar, como manifiestan las aptitudes de los dos pescadores, los cuales con agua hasta el pecho y mediante un esfuerzo bastante violento arrastran la red que va barriendo el fondo de la playa hasta que se cansan o el terreno se lo permite, en cuyo caso juntándose y saliendo a la orilla, la sacan a tierra para coger los peces que en sus repetidos lances llegan a abarcar; de este ejercicio, procedió la denominación de red de a pie.
Duhamel habla de la misma red y dice que, en algunos parajes, los labradores se emplean en pescar con ella, usando de los caballos de sus carros.
Referencias
Diccionario histórico de los artes de la pesca nacional, Volumen 5, Antonio Sañez Reguart, 1790.