La tertulia de la Fonda de San Sebastián fue una reunión intelectual en el Madrid de la Ilustración, considerada por algunos la más importante del siglo XVIII y la primera de las tertulias modernas.[1] Surgió a continuación de la Academia del Buen Gusto, creada veinte años antes, y fue fundada por Nicolás Fernández de Moratín (1771-1773) en el local que la Fonda de San Sebastián tenía abierto desde 1766 en la Plazuela del Ángel (en el solar que luego ocuparía el Palacio del Conde de Tepa).[2][nota 1] En la tertulia, de orientación más italianizante que afrancesada, además de discutirse de literatura, se hablaba de amores y de toros, temas elevados allí a las categorías de lo poético y lo castizo.
Tertulianos
Con las pautas de la estética rococó, los autores reunidos en la tertulia de la Fonda de San Sebastián aspiraban a renovar la poesía (más allá de «copleros del mal gusto en la tradición del Barroco»). Otro objetivo fue la creación de un nuevo teatro según los postulados estéticos del neoclasicismo. A aquella tertulia de San Sebastián acudieron los mejores escritores del momento con ánimo de leer y discutir las tragedias italianas y francesas de moda, las sátiras y la Poética de Boileau, la segunda edición de la Poética de Ignacio de Luzán y las obras del discutido Jean-Jacques Rousseau. El ilustrado José Cadalso leyó allí sus primeras Cartas marruecas, antes de publicarlas.
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Además de estos autores, participaron en la tertulia los escritores españoles Tomás de Iriarte y sus hermanos, Félix María Samaniego, Jovellanos, Juan Meléndez Valdés y Juan Bautista Muñoz. Entre los dramaturgos, acudían Luciano Francisco Comella, Gaspar Zavala y Zamora e Ignacio López de Ayala; entre los pintores, Francisco de Goya; y en el capítulo de eruditos e historiadores estaban Francisco Cerdá y Rico, Vicente de los Ríos, Enrique Ramos, el doctor y periodista Manuel Casal y el botánico Casimiro Gómez Ortega; además de súbditos italianos, como Juan Bautista Conti y Mariano Pizzi.
Véase también
Notas
- ↑ La fonda tomó el nombre de la calle a la que abría su portal principal. Para William Dalrymple, viajero inglés que la visitó en 1774, era "muy sucia y desagradable". Desapareció con la construcción entre 1797 y 1808 del Palacio de Tepa.
Referencias
- ↑ Sierra, Juan Carlos (2004). El Madrid de Larra. Madrid: Sílex. ISBN 9788477371717.
- ↑ Peter Besas, (2009),«Historia y anécdotas de las fondas madrileñas», 1ª Ed. La Librería, ISBN 978-84-9873-032-6 (p. 45)