La tregua de Tanggu fue un acuerdo firmado por los Gobiernos japonés y chino que permitió la extensión de la influencia nipona por el norte de China gracias a la retirada de las tropas gubernamentales chinas de una amplia zona en torno a Pekín y Tianjin.
Antecedentes
A comienzos de la década de 1930, el Ejército de Kwantung deseaba penetrar en el norte de China para reforzar la posición de Manchukuo.[1] En enero de 1933, sus fuerzas tomaron Shanhaiguan, una estratégica puerta de la Gran Muralla China y luego ocuparon la provincia de Rehe.[1] La incapacidad demostrada por Zhang Xueliang para evitarlo precipitó su renuncia al mando militar de la región, que pasó a un estrecho colaborador de Chiang Kai-shek, el general He Yingqin.[1] Los combates con Japón se extendieron a lo largo de la Gran Muralla, de Hebei a Chahar.[2] Las fuerzas chinas, mal equipadas, no pudieron detener a las japonesas.[3] El Gobierno de Nankín, enfrascado en las campañas de exterminio de los comunistas en Jiangxi y sin control de las unidades de los caudillos militares provinciales, fue incapaz de enviar refuerzos al norte.[4] En mayo y con el beneplácito del Gobierno de Nankín,[3] las autoridades militares y civiles de la zona en la que se libraban los combates entablaron conversaciones con los japoneses para poner fin a los choques.[2]
Negociaciones
El presidente del Yuan Ejecutivo, Wang Jingwei, indicó a las autoridades locales la disposición del Gobierno de aceptar cualesquiera condiciones que presentasen los japoneses para poner fin a la crisis, siempre que no conllevasen ceder Manchuria o reconocer la independencia de Manchukuo.[2][3] Los combates habían sumido al Gobierno chino en un grave déficit de cincuenta millones de dólares chinos.[4] La derrota de las unidades chinas que defendían la Gran Muralla en los combates que se libraron en marzo y abril determinaron las condiciones del armisticio.[3][5] A mediados de mayo, las fuerzas japonesas, victoriosas, se acercaban ya a las urbes de Pekín y Tianjin.[3][5]
Los mandos militares japoneses, deseosos de consolidar sus avances, el 22[6] de mayo aceptaron negociar y reclamaron la retirada de las fuerzas chinas al sur de Pekín y Tianjin.[2] Las conversaciones con las autoridades locales chinas, encargadas por el Gobierno de Nankín del trato con los nipones, las llevaron a cabo oficiales del Ejército, y no personal diplomático del imperio.[5] La línea a la que las unidades chinas debían retirarse unía las localidades de Yenching, Shunyi, Baodi, Ningho y Ludai.[7] A cambio, los japoneses ofrecían retirarse al norte de la Gran Muralla, si bien no se fijaba la fecha de dicha retirada.[7][5]
Los negociadores chinos, siguiendo las instrucciones recibidas, se apresuraron a acceder a las condiciones, aunque Wang y Chiang solicitaron que intentasen que el acuerdo no quedase reflejado en ningún escrito para evitar la indignación popular y se limitase a incluir asuntos militares, sin concesiones políticas ni territoriales.[8] En el bando japonés, había diferencias entre el mando del Ejército de Kwantung, el Estado Mayor y el Ministerio de Asuntos Exteriores; en general, la iniciativa durante la crisis quedó en manos de los mandos militares desplegados en China.[6]
El 25 de mayo, el representante del general He firmó la aceptación de las condiciones japonesas, que incluían el uso nipón de observadores y aviones para comprobar la retirada china, en el cuartel de campaña de la 8.ª División japonesa.[9]
Acuerdo
El acuerdo sino-japonés se firmó finalmente el 31 de mayo de 1933, en la localidad de Tanggu, sita en la desembocadura del río Hai.[8][10] La reunión para la firma de la tregua comenzó el día anterior, en un ambiente tenso, con dos destructores japoneses apuntando al edificio donde se reunieron las dos delegaciones negociadoras y con el puerto bajo la ley marcial.[10]
El concierto entre los dos bandos, basado estrictamente en el borrador presentado por la delegación japonesa, que no aceptó cambios, estipulaba que se crearía una zona desmilitarizada[11] a lo largo de la Gran Muralla, de casi trece[5] mil kilómetros cuadrados de extensión.[8][12] En esta, el orden quedaba a cargo de la policía china.[13] Esta quedaba encuadrada en una nueva unidad, el Cuerpo de Mantenimiento de la Paz, que debía excluir a los elementos hostiles a Japón.[11] Aquellos disturbios que esta unidad no pudiese sofocar, debían ser solucionados según las medidas que aprobasen conjuntamente las autoridades chinas y japonesas.[11] Por su parte, obtenidas estas concesiones del Gobierno chino, los japoneses se comprometían a retirar sus tropas al norte de la Gran Muralla.[13]
Para evitar las críticas al acuerdo, el 2 de junio Wangchiang se dirigió a la nación, declarando que el acuerdo era simplemente una tregua militar para poner fin al enfrentamiento bélico que no incluía cesión política alguna.[14] El 3 de junio, el principal organismo político del Kuomintang aprobó la tregua, gracias a la insistencia de Chiang y Wang.[14]
En apariencia, el acuerdo cumplía los objetivos que se habían marcado los mandatarios chinos: era exclusivamente militar y no incluía cláusulas políticas ni mención alguna de Manchuria.[4] Acababa además con una lucha que estaba a punto de alcanzar Pekín y Tianjin.[11][15] Pero permitió al Ejército japonés asentarse en el noreste de la provincia de Hebei,[4] desde donde fue extendiendo paulatinamente su influencia hacia el sur y marcó el comienzo de la expansión militar japonesa en el norte de China, al sur de Manchuria.[16][17] Fue una nueva claudicación del Gobierno chino a las ansias expansionistas niponas.[4] Marcó además el fin de la fase de expansión territorial japonesa mediante las armas que había comenzado en septiembre de 1931 con el incidente de Mukden.[18] En las posteriores desavenencias con los chinos, los militares japoneses emplearon repetidamente los términos del armisticio para justificar sus intervenciones en la zona desmilitarizada y extender su autoridad por la provincia entera.[11]
Véase también
Referencias
- ↑ a b c Chor, 2001, p. 224.
- ↑ a b c d Chor, 2001, p. 225.
- ↑ a b c d e Barrett y Shyu, 2001, p. 27.
- ↑ a b c d e Barrett y Shyu, 2001, p. 28.
- ↑ a b c d e Peattie, Drea y De Ven, 2011, p. 69.
- ↑ a b Morley, 1983, p. 52.
- ↑ a b Morley, 1983, p. 53.
- ↑ a b c Chor, 2001, p. 226.
- ↑ Morley, 1983, pp. 54-55.
- ↑ a b Morley, 1983, p. 55.
- ↑ a b c d e Barrett y Shyu, 2001, p. 43.
- ↑ Morley, 1983, pp. 56-57.
- ↑ a b Morley, 1983, p. 56.
- ↑ a b Chor, 2001, p. 227.
- ↑ Peattie, Drea y De Ven, 2011, p. 70.
- ↑ Morley, 1983, p. 59.
- ↑ Peattie, Drea y De Ven, 2011, pp. 69- 70.
- ↑ Barrett y Shyu, 2001, pp. 42-43.
Bibliografía
- Barrett, David P.; Shyu., Larry N., eds. (2001). Chinese collaboration with Japan, 1932-1945 (en inglés). Stanford University Press. ISBN 9780804737685.
- Chor, So Wai (2002). «The Making of the Guomindang's Japan Policy, 1932-1937: The Roles of Chiang Kai-Shek and Wang Jingwei». Modern China 28 (2): 213-252.
- Morley, James W. (1983). James W. Morley, ed. The China Quagmire: Japan's Expansion on the Asian Continent, 1933-1941 (Japan's Road to the Pacific War (en inglés). Columbia University Press. p. 503. ISBN 9780231055222.
- Peattie, Mark R; Drea, Edward John; De Ven, Hans J, eds. (2011). The battle for China : essays on the military history of the Sino-Japanese War of 1937-1945 (en inglés). Stanford University Press. ISBN 9780804762069.